Soy socio de Boult y tengo experiencia en disciplinas mecánicas, eléctricas e informáticas, lo que encaja perfectamente con mi trabajo en el sector de la inteligencia artificial.
Mi interés por la IA comenzó durante mi licenciatura en Ciencias de la Ingeniería en la Universidad de Oxford, donde tuve la suerte de asistir a una conferencia de Sir Mike Brady sobre la aplicación del aprendizaje automático en el campo de la imagen médica. Su entusiasmo por la tecnología subyacente y por cómo podría cambiar las reglas del juego en un campo tan importante fue especialmente inspirador. Más tarde estudié en el área del análisis de redes neuronales del electroencefalograma y realicé mi doctorado en el Centro de Visión, Habla y Procesamiento de Señales de la Universidad de Surrey.
Trabajar con clientes de IA es genial porque no se enfrentan a las mismas barreras de entrada que los clientes industriales. No necesitan fábricas ni distribuidores, por lo que pueden comercializar sus ideas mucho más rápido. Actualmente, mis clientes de IA son sobre todo start-ups, a las que ayudo con todo tipo de asesoramiento en materia de patentes, pero especialmente en su redacción y tramitación. Mi principal área de especialización es el procesamiento de señales, es decir, tomar datos del mundo real y utilizarlos para conocer y/o controlar un objeto o proceso.
Con los recientes avances en potencia de cálculo y la disponibilidad de Big Data, ha habido un auge en la capacidad de utilizar algoritmos de IA para aplicaciones prácticas. He trabajado extensamente en una amplia gama de aplicaciones de visión por ordenador, desde la captura de movimiento hasta la creación de la mejor rebanada de pan tostado. También he defendido patentes de IA ante las Divisiones de Oposición y las Salas de Recurso de la Oficina Europea de Patentes (OEP), como un sistema anticolisión basado en la visión para vehículos aéreos no tripulados.
De cara al futuro, me interesa especialmente la capacidad de la IA de generar contenidos multimedia. Existen ciertas limitaciones fundamentales a la creatividad de un sistema de IA, así que el primer ámbito en el que se va a generalizar la IA generativa es la creación de vídeos, como los «deep fakes». Me intriga ver hasta qué punto los expertos en IA serán capaces de introducir algún aspecto real de creatividad en los contenidos audiovisuales generados por IA. También preveo un aumento de las aplicaciones de la IA en sectores más «tradicionales», como la aeronáutica, los equipos médicos, el diseño de materiales compuestos y la inspección de procesos.